CON LA FAMILIA CERCA, ES MÁS LINDO

Renzo Vera se sumó a otros compañeros a la tradición de compartir horas previas o posteriores de cada entrenamiento con sus hijos.

Por Gabriel Obelar.

En diferentes oportunidades, al llegar al predio La Capillita o en el Estadio de Villa Sarmiento, se puede apreciar que algunos futbolistas se separan de sus compañeros para patear la pelota y divertirse con sus hijos, ya sea antes de cada práctica o luego de la misma.

Matías Quiroga en diferentes oportunidades, desde que volvió en 2014, se lo pudo ver acompañado de su hijo, al que se lo identifica rápido, debido al parecido por la altura. Aunque todavía no definió bien que puesto quiere ocupar en Los Naranjitos, se lo puede observar constantemente con los guantes.

Otro que habitualmente llega acompañado cada vez que tiene la tarde libre, es el capitán Sebastián Bértoli, que se divierte de vez en cuando con Lucas y Joaquín, que le patean penales; pero a la vez, el practica –metafóricamente- donde ejecutar cada vez que le toque patear un penal.

Gabriel Graciani fue otro de los que solía llevar a su hijo; Walter Andrade recibe en algunas oportunidades al suyo luego de alguna que otra práctica. Emanuel Alarcón, cuando su peque aparece no duda en llevarlo.

Pero el que se sumó a esto y aprovecha la chance de estar constantemente cerca de la familia por primera vez en su carrera, es Renzo Vera. El segundo refuerzo Santono duda en llevar a su hijo luego de sacarlo de la escuela o cuando su familia lo busca.

Este viernes aprovechó que salió temprano del colegio y lo llevó a realizar su entrada en calor. “Vamos papi”, reclamó el gurí que le tiro varios penales a Renzo. En el final del entrenamiento, alternaron los roles y el pelado fue el ejecutor: “Me quedo con ser defensor, lo de arquero no me va. Este –por el hijo- no me mata, ja”.

Con la familia cerca y la compañía de los que más deben extrañar, se hace más llevadera la semana, la entrada en calor y a la vez, se divierten dentro de una cancha con sus seres más preciados.