Tomás Spinelli volvió a realizar minutos de fútbol, esta vez reducido, pero luego de varios meses el Ruso tocó la pelota con sus compañeros. “Al fin se acabó la espera”, comentó.
Por Gabriel Obelar.
Cinco meses y 17 días fue el tiempo que Tomas Spinelli tuvo en mente un solo objetivo: recuperarse de la dura lesión. Hace casi medio año que Tomy trota, corre, camina y mira a sus compañeros desde lejos cuando practican y se mentalizan para cada encuentro.
Tomy sufrió una fractura en la tibia de su pierna derecha el 23 de febrero de este año, en el encuentro de Reserva entre Quilmes y Patronato en el Estadio Centenario de Buenos Aires. Allí trabó la pelota con un rival y no pudo continuar.
Tras la operación, comenzó la etapa de recuperación y las sesiones de kinesiología: “La doctora de la clínica ya se reía cada vez que iba y en kinesiología me ponía los aparto solo”, comentó de manera graciosa el futbolista a La Cábala en la salida de la práctica.
Hace unos días, el mediocampista intensificó los movimientos junto al grupo médico y se lo vio realizando ejercicios con la pelota. Pero este lunes, en la vuelta a los entrenamientos del plantel, el Ruso fue la novedad.
Le dieron la única pechera distinta a la de los demás. Se juntó con el resto, lo mandaron a la cancha donde se vieron los ejercicios más intensos y allí comenzó otra etapa. Spinelli ya tocó, miró, la pasó y fue a buscar. “Bien Tomy, así. Tranquilo”, expresó el capitán. “Dale Tomy. Bien. No aflojes”, acotó Lemos.
“Al fin pude hacer fútbol”, le indicó el juvenil a este medio off the record tras volver a los trabajos. “Cálculo que dentro de un mes puedo estar para jugar, pero todavía tengo miedo”.
El tiempo lo apremia. Casi medio año sin poder jugar, simplemente observar y esperar el momento. Tomás, aquel que fue parte del ascenso a Primera División, se reencontró con la pelota y espera sumar minutos.