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El delantero chajariense le dio el gol de la victoria a Atlético Tucumán en el partido de vuelta con El Nacional en la instancia preliminar de Copa Libertadores. Tras una odisea previa al cotejo en Quito, el Decano obtuvo la clasificación.
«Ya todo lo de ayer pasó, hoy es otro día, estamos contentos por lo que sucedió pero ahora pensamos en el partido que se viene», empieza diciendo Zampedri, que aún se encuentra en Quito y regresará en la madrugada del jueves a Tucumán.
El equipo de Tucumán sufrió una demora de dos horas en el aeropuerto de Guayaquil, lo que causó que llegase tarde a la ciudad de Quito y, por ende, no pudiera presentarse a tiempo en el estadio Atahualpa. Tras más de una hora de espera, comenzó a disputarse el encuentro con El Nacional. Aunque hubo muchas dudas en el medio: el reglamento expresa que se debe esperar al equipo rival hasta 45 minutos (posteriores al horario de inicio), pero esa brecha se extendió y, pese a que los locales jugaron bajo protesta, el pase de ronda se definió en el campo de juego.
«Cuando llegamos al estadio y supimos que se jugaba el partido tomamos fuerza de donde no teníamos, porque anduvimos a las corridas todo el día, pero se dio un final feliz y nos puso contentos».
El chajariense se dio el lujo de lucir la 9 de la Selección Argentina.
Apenas bajó del avión, el equipo albiceleste se subió al micro que los llevó hasta el estadio, obviamente, sin su indumentaria, que aún estaba en el aeropuerto. El conjunto Militar iba a cederles la vestimenta suplente pero, aprovechando que la Selección Sub20 está disputando el Sudamericano en la misma ciudad, AFA envió a Atlético Tucumán la ropa y botines de los juveniles. «Nos enteramos al llegar que usaríamos la indumentaria argentina, no teníamos utilería», explica Fernando, «llegamos volando y no teníamos nada, la Selección se brindó al cien por cien y nos prestó todo. Nos dieron 20 pares de botines y erámos 18… Los que usé eran un número menos pero le saqué las plantillas y quedaron», comenta con gracia.
«Hasta que llegamos al estadio pensamos que no se jugaba, pero teníamos fe. Al salir a la cancha nos calmamos para poder jugar un poco tranquilos pese a todo. Ni siquiera calentamos».
El gol llegó a los 18 de la segunda etapa, y el delantero del Deca contó cómo lo vivió: «Cuando cabeceo veo que la pelota va llovida al palo contrario, ¡no sabía cómo soplar para que baje! Cayó justa y nos dio la clasificación. Estábamos todos cansados, hicimos un partido inteligente, nos pasó igual que de local; de no poder convertir, tuvimos muchas chances y eso juega en la cabeza… Cuando entró la pelota quería correr toda la cancha», dice Fernando.
Acerca de los inconvenientes que tuvieron en cuanto a logística, Zampedri prefiere no hablar dado que no sabe exactamente qué pasó, «estábamos arriba del avión, salió a pista dos veces y lo hacían volver. Fue todo muy raro».
